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Esperanza

En las cúspides más altas donde habitan los carroñeros, sí, aquellos machos y hembras catalogados como mierda insulsa, viles y despreciables, son lo que ingieren después de todo, putrefacción nauseabunda, naciones llenas de sanguijuelas, que viven de lo que otros crean, los hirudíneos, bestias aladas, marinas, terrestres e incluso arborícolas, pero aun con todo esta infamia, eran necesarios para el ciclo de vida y muerte, reciclar nitrógeno y carbono era su propósito, ¡ja!, meros mendigos y sirvientes de los palacios a los cuales no tienen derecho ni siquiera a entrar, al menos no eran ancianas enfermas pidiendo limosna a las afueras de los hangares de los aerodinámicos mechas que conformaban la defensa absoluta y la suprema realidad de las longevas madres patrias, ellos se sentían libres cuando en verdad resultaba que eran esclavos de nuestros territorios y de los territorios ajenos de su propia nacionalidad, sí, patrias que algunos obedecen sin consciencia, sin saberlo incluso, ¿cómo olvidar a los que con total sapiencia de la situación, se arrodillan mentalmente?, tal era el dominio, que no importaba que problema surgiera, la utopía seguía adaptándose, modificándose y transmutándose e incluso generaba las rebeliones, marchas o acontecimientos del día a día, con total disposición, sin complejos, se contaba el plan en los cuentos para niños, las obras de teatro, la música o películas haciendo difusa la propaganda y más aún cuando los medios de comunicación son cómplices de la batalla completamente absurda, binaria y simplista, como un puto y aburrido partido de pelota con su puta caravana y su cagada de público donde todos pueden participar, millares que gastan sus ingresos para darle de comer a sus amos en vez de darle de comer a sus familias.

En estas vías zigzagueantes de la ciudad de Odomoc, norte del país de los dorcon, pasaron muchos años antes de que algo azotara los pueblos aledaños de los carroñeros y de todo el planeta, las armas despertaran de su inactividad real, la inteligencia artificial de los robots gigantes detectaba presencias en las noches y disparaban al unísono sus láseres a las perturbaciones más anómalas sin dar en el blanco, era tal la confusión de las maquinas que se destruyeron entre si, tripuladas o no, el ejercito de Dorconia no podía depender más de su tecnología, ni de aviones, submarinos o cohetes, estaban desprotegidos y en las mañanas se podían encontrar los medios de transporte rotos y echos añicos, volteados uno sobre los otros, los almacenes desbaratados, mercados saqueados, millones de huellas de pequeñas criaturas desconocidas inundaban los campos de cultivo en las llanuras, los carroñeros comenzaron a tener miedo puesto que sabían que cierta cosa estaba allí pero no podía verse, no sabían que era exactamente y solo la imaginación podría completar la forma al menos aproximada de estos seres, pronto se vio en las escuelas dibujos de los más variados por parte de los niños y los que se reían del asunto, eran solo muecas falsas conteniendo sus continuos nervios ante algo que debía ser tomado en serio, los más incautos no prestaban atención a aquellos rumores aunque hubiese evidencia de que algo raro estaba pasando y siguieron sus vidas como si nada, disfrutando del ambiente nocturno de los bares, discotecas o partidos en el estadio o carreras clandestinas, el suceso daba conmoción entre otro grupo de sangujas a los que llamaron supersticiosos los despreocupados, empezaron a verse en grupos más seguido, todo por la extenuante paranoia esquizoide que les produjo tal disturbio en sus vidas, las noticias no ayudaban mucho al que buscaba tranquilidad o paz, puesto que no paraban de mencionar ciudades aledañas arrasadas, países vecinos donde solo quedaba polvo mezclado con sangre donde el fenómeno acarreaba ahora tan solo muerte y miseria desproporcionada, cada vez más horrendas se volvían las circunstancias donde los animales de toda especie disfrutaban de la última noche que les tocaba con vida, todas las familias en su mayoría intelectuales, a las doce de la noche o antes estaban todos en sus camas o adentro de sus casas, cabe mencionar la pregunta si la valentía o el miedo requiere idiotez, estupidez e ignorancia o un gran conocimiento, inteligencia y experiencia, sea como fuese, ningún guardia sin embargo, se atrevía a ser testigo de tal macabro evento donde los arboles caían por el relinche del viento traído por una muerte microscópica donde todo ser vivo quedaría despedazado y se escondían en los palacios, descuartizadas y mutiladas fueron las prostitutas de esas que encuentras pasada la medianoche, desmembrados los deportistas que salen a correr a la frescura del anochecer escapando del calor totalitario de veranos extenuantes, los borrachos con su olor a alcohol característico atragantados con su propio vómito, las brujas y brujos realizaban una enorme fogata que llegaba hasta los cielos, sea que estuviesen celebrando por lo sucedido, llamando un espíritu maligno primigenio o buscando un método para detener la masacre, no hubo ni un solo chaman ni nadie que hubiese pronunciado arte pagano o de brujería que haya podido sobrevivir a tal desastre, se los encontró a todos y a todas ellas carcomidos igual como alguno que otro resto marchito de un ladrón fallecido, incluyendo los pacos, los policías, oficiales del supuesto orden que terminaron siendo encontrados carbonizados en sus vehículos en llamas tras caer por barrancos, los números no se cansaban de aumentar la cifra de damnificados donde los militares morían de infartos, políticos cercenados, reporteros y periodistas intoxicados, era un atroz atentado sobrenatural, puesto que no se podía encontrar ni un solo órgano en los cadavéricos restos de tales magnicidios que a la luz de las estrellas y las campanadas noctambulas comenzaban a ser carcomidos en un banquete cabalístico de la providencia, a veces los jóvenes le susurraban a sus padres que oían gritos desgarradores aunque efímeros a las afueras, se preguntaban porque los entes no entraban a las casas y porque atacaban solo en la tenebrosidad de la intemperie cuando ya estaba todo a oscuras y los gatos solían maullar, los perros ladrar y los cuervos graznar, no obstante, se procuraban abstenerse de pensar, se detenían de darle ideas con telepatía a los dioses, demonios o lo que fueran aquellos hijos de la maldad.

Cada maldita noche tenían que soportar, aguantar y a la luz de la luna cerraban sus ojos, esperando el amanecer, soñando con el próximo día, ya que el sol protege con su luz su convicción y si es que queda gallo alguno, que en breve avise y cante la nueva madrugada.

Al día siguiente, después de las doce al medio día cuando se sentían todos a salvo y seguros otra vez, fuera del cobijo del hogar, todos vieron las pisadas de los organismos en sus pieles, brazos, piernas, rostros y se podía leer una frase entendible, tatuado a fuego rojo vivo en sus propias carnes, en la lengua de los elegidos a la mismísima muerte, portadores de quien supondría era una maldición burlándose a carcajadas, tras dejar la indescifrable pista que decía: nosotros siempre ganamos, nosotros siempre ganamos, nosotros siempre ganamos.

Las criaturas, una polimerización entre la luz y la oscuridad, ahora fusionadas, se volvieron uno con ambas, no importando el color o la raza, los carroñeros, es decir, el gentío, los pueblos de todo imperio, siendo restantes o no, mayoría o minoría, gobernantes o leprosos, después de tanta prórroga ante el acecho de la fatalidad, murieron calcinados siendo parte importante de la épica matanza aferrados a su rezo de esperanza.

Este prologo y relato lo escribí antes del halloween de este año 2018, lo publico ahora recién el 24 de noviembre, 2018 porque lo iba y voy a narrar para un audio relato en youtube o alguna otra parte, se demoro porque mi laptop, literalmente, paso a mejor vida, lo extraño es que nunca se me había echado a perder, por mas de 6 años, y justo cuando realizo esta dorada obra maestra y me pongo en marcha para crear algo audiovisual para ella,(con mi música,efectos de sonido y todo, incluso realice una intro y tal) mi computadora no prendió mas, extraño, tal vez me hayan censurado o solo una coincidencia, pero pude salvar todo lo que estaba adentro de ella y cambie mi maquina a una mejor, como eh vuelto, bautizo este terrorífica y fascinante composición, de una fuerza macabra y tétrica, con un poder sobrehumano, ademas de su avasallador titulo, lo defino, nombro y bautizo como la mismísima manifestación del horror, al cual todo monstruo de todo averno e infierno, imaginario o real, de los de verdad, temen.

Así que recuerden siempre el absoluto, La esperanza es una forma de desesperación y la desesperación es una forma de esperanza.

Continuara...

#ComienzoElRelato #Solo

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