Vals Antropófago
Durante aquella vida de gusto salado, pruebo aquel don que eh esculpido mientras ella entra en mi, desciende y cae, deliciosa por mi garganta hasta los mas espectaculares órganos de hazañas.
¿Podrías escuchar los sabores de su antaña resina, volviéndose una con el ámbar, aroma de mi colectivo? cuerpos que recibo, mientras mas unidos, mas fácil derruirlos.
Tibia en añicos, aventada, atenazada, hecha huesos junto al tormento de una sed de vino tinto.
Eh convertido su luz, divino espíritu de oscuridad que danza con su energía finita, infinita escrita.
Contagiosa electricidad, alimento singular, tabúes sin igual. Preparado, ensartado, así la dama vaga junto a mis jugos gástricos, tempestad en ríos despeinados, de sien a cientos de mordidas, devore su imagen que ahora es mía, así como devora los días, la noche introspectiva que brilla, brilla... ¡Brilla!.
Excelencia de hacer arder canciones a los restos de una melodía sagrada con tinta amarga, aliñando con un poco de sal su carne, harineando, horneando en esas llamas que simplemente, van sacudiéndole los tímpanos junto al deleite de su ritmo, tambores destruidos, ensordeciendola, bombea mi nutrición secular, lúgubre paladar, esos nudos al azar, yo desbarataba sus venas, haciéndolas decrecer, que mis labios son preámbulo, para saboreo de cegueras, pupilas maltrechas, les libero de aquello que desea, luego abro su molusco que acompaña al platillo de mi mesa, absorbiendo todos tus pedazos, sonámbulo, concentrado.
Aun escucho los gritos que dejaste en las calles de paredes hogareñas, te derramaste entre filos acuchillados, te enterraste en mis tenedores plateados mientras marchamos sobre un rumbo orgásmico mientras descifraba tu médula, atándote la yugular, callando esos susurros, inmovilizándose en mi red, eh cercado las costas de todo cielo como una presa rastreada sin rumbo al cual volver, alborotando sus alas, dándome la señal, los vestigios de un rigor mortis, avisándome, que no me olvide de comerme los muslos de el umbral que guarda las llaves de las costuras de su sonrisa, freída, que el abdomen atestigua.
Bienvenida al proceso de tu nuevo nido, provechoso ah sido, entre mis dientes se ha sentido tu capricho de un canibalismo consentido.
Crudeza extasiada para los corazones de luminiscente oscuridad, todo es correcto, todo es bondad, todo es errado, todo es malvad, todo es ego, todo es natural, todo es dogma... Incluso la libertad.
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