De los párpados calientes
a la sombra de la mañana
en la ventana, los coches,
la gente, la rutina que
simplemente
amanece.
De los monstruos que escoltan viejos pensamientos, fantasmas,
a la postura incómoda de sostenerse en el nuevo día
de seguir erguido en las horas que vendrán, con luz
pero sin fuerza
con cuerpo
pero hueco.