Vos y yo somos cómplices De una noche impronunciable Casi inexistente Como un sueño difuso Que mágicamente compartimos
“La ciudad donde nací la dejé hace mucho tiempo” Escucho que dice una canción Los acordes llegan Desde una esquina del cuarto
Escucho el río Ese río que parece mar El ruido de las olas Que llega desde el Sur Escucho los autos
Me muero de las ansias reprimidas y de las palabras censuradas
El cielo, las estrellas Las cenizas que todo lo cubren Cubren la noche, El suelo, el mar, Cubren mi alma
tengo el corazón pesado de ausenci… de esos que se fueron de amores inconclusos de verdades veladas escondidas en la esquina remota
no es soledad no es tristeza ni amargura es el vacío de una ausencia
Pica, duele, arde Esta ansia inconclusa El párrafo sin punto final Que muere en mitad de la frase El cuento sin desenlace.
En la tenue oscuridad hay tres sofás y desconocidos sin rostro que salen y entran Las manecillas
Me pregunto Si en algún mundo alterno El espacio y el tiempo Fueron benignos Si sentí tus labios
Las puertas de mi bóveda ansiosas anhelan abrirse con el tacto helado de tu llave de plata
Te veré partir Sin verte llegar Te veré partir Con el futuro sonriendo Y yo acá, quedándome
¿En qué me has convertido? Me has despojado violentamente de todo vestigio de razón ¿En qué me has convertido?
Noche de sábado Bullicios afuera Una música lejana que suena y suena y no para
poemas muertos palabras perdidas en mis noches en vela versos que pasean en la calesita eterna