Al estar sentada en la sala de mi casa,
tomando un café insípido
que solo causa malestar en mí,
No hago más que idolatrar una foto tuya,
acercándome a la ventana,
viendo cada estrella que cubre esta noche fría y sigilosa,
recordando tu bella voz que produce desvelo,
reprochándome cada minuto que inútilmente desperdicio
sin hacer nada por ir a buscarte
y decirte la gran falta que haces últimamente.
Y, ahora darme cuenta
cómo te has ido convertido en un vil ladrón,
el peor de todos,
quieres llevarte lo más grande pero a su vez tan pequeño que tengo,
Si, hablo de mi corazón,
el que es tan frágil e insensible,
el que está lleno de inseguridades y miedos,
pero a un así te da igual lo que pase,
tu codicia no te da para más