el vuelo sereno Sobre el abismo Qué terror.
Todo en esta vida es momentaneo. Arriba es abajo y abajo es arriba. El tiempo solo da la pauta pero la música es otro silencio.
Te veo....... En las hojas del durazno que recié… Apresurando al tiempo de una prima… En la hoja de la palma que al vien… En el ensueño perpetuo de la memor…
En la tarde caída, esa de sol cabi… Pero, sonaban en mi búsqueda, las luces nocturnas de la ciudad a… Sonaba la luz presente detrás de l… Sonaba el sol deslizado entre las…
Mirar el café de la mañana y senti… de tu sexo sin ausente ironía, veo… Que te has venido en mi café amada… Qué añoranza tan curiosa, esa de t… caldos majestuosos de cascadas pre…
Miro al unísono del canto de una n… Ahí se pasea una nube con nombre y… cuya presencia no se desvanece. Cual si fuese una fotografía que s… Sueño la imagen.
Detrás de una banca, En la que me… atisbé con el rabillo del ojo una… Un cuadro color del blanco yacía p… Lo tomé, ya sabiendo lo que era.… La fotografía de un rostro, partid…
Un peregrino, aunado de flores y d… Busco en el monte de los delirios Una dama con quien compartir sus f… Al paso de las horas y las noches Halló en los muros y los caminos
Sucede con el encuentro de dos amantes, ya destinados, ya fijos, ya con la encrucijada en el corazón, que nunca se son suficiente, el espejo parece divino y ante aquel arrebato y embate...
Ahora que andas por los días caren… Te preocupa una cosa y solo una co… Los que tu crees que te estiman. Quienes te estiman de verdad no es… Has de conocer la verdad de que al…
Soñé que no soñaba y miraba el trigésimo sexto vellito de tu ceja derecha, respingar el obsesivo orden de la corona de tus ojos, quitando el orden divino de tu mirada, entregando la per...
Daría lo que fuera por estar conti… pero temo que de todo aquello que… nada tengo que merezca el encuentr… Que te merezca.
En un mar tranquilo y eterno sin t… Un cielo claro de estrellas distan… Un reflejo claro de uno en el agua… El asecho del aterrador reflejo pe… En la ensoñación disfrazado.
El tacto de tu perfume. Como flor de jacaranda, cayendo al suelo. La serenidad de tu voz. Tímida como un pino
Pasos sucedían, sobre las calles de aquella ciudad que nunca dormía, sin embargo, de entre el bullicio el caos y del sonido que nunca se detiene, sucedía que soplaba el viento y hacía g...
Soy, como la esencia efímera una presencia como de quimera ideas memorias y todo amalgamado en la inmediación del espíritu ama… A este cuerpo tangible de lucidez…
Para quererte no hay que quererte, pues sin querer te quiero creyendo… y descubro que sin querer he queri…