Oblicua y ladina se desliza,
Nadie la advirtió en la madrugada
Ya Silenciosa, navega sin prisa
Y sin descanso la góndola dorada.
Van decididos los amantes
Y la nave de su amor primero,
Guiada por merecido gondolero,
Hacia un después mejor que antes,
Hace agua, se hunde en el canal:
El recio tapiz escarlata
Y la majestuosa y la banal
Góndola que se arrebata
Y pierde el control y arrebata
Su tenue equilibrio horizontal.
Poema creado por Jean Ortiz