Cargando...

Ángela Figuera Aymerich

Ángela Figuera Aymerich (Bilbao, 30 de octubre de 1902 - Madrid, 2 de abril de 1984), poetisa española perteneciente a la Poesía desarraigada de la Primera Generación de Postguerra.

Ángela Figuera Aymerich (Bilbao, 30 de octubre de 1902 - Madrid, 2 de abril de 1984), poetisa española perteneciente a la Poesía desarraigada de la Primera Generación de Postguerra.

Estudió primeras letras en el colegio del Sagrado Corazón, de la congregación fundada por la francesa Magdalena Sofía Barat.Trabajó en una empresa de importación y fue profesora de lengua y literatura de enseñanza media. En 1932 contrajo matrimonio con el ingeniero Julio Figuera Andú y fue destinada al Instituto de Educación Secundaria de [[Huelva], donde nacería, muerto, su primer hijo. La Guerra Civil le atrapa en Madrid. Su marido, de ideología socialista, se alista en el bando republicano. El 30 de diciembre de 1936 nace su hijo Juan Ramón, en medio de un bombardeo: "con salvas, como los reyes", escribirá.

 En febrero de 1937 todos son evacuados a Valencia y poco después es destinada al Instituto de Alcoy. Luego trabajó en Murcia. Finalizada la guerra, perdió su título universitario por haber apoyado al bando republicano y, al igual que el resto de la familia, quedó literalmente en la calle, sin trabajo ni bienes. La familia Figuera entonces decidió trasladarse a Madrid, en el convencimiento de que allí pasaría más fácilmente inadvertida y podría salir adelante.

Los primeros años de la posguerra fueron especialmente duros para los derrotados; el caso de Ángela Figuera no fue una excepción. Sin embargo, poco a poco fue recuperándose y encontrando un nuevo equilibrio familiar. En este contexto, Ángela retoma una de sus aficiones juveniles: escribir. En 1948, animada por su marido, publica su primer libro, Mujer de barro; un año más tarde aparece Soria pura. Se trata de una poesía simbolista que pronto deja paso a lo que ella llamaría "etapa preocupada", en la que la escritora conecta con los grandes problemas de la sociedad contemporánea: el absurdo de la existencia, la falta de libertad, la miseria, la guerra. En 1952 empieza a trabajar en la Biblioteca Nacional de Madrid, y algún tiempo más tarde se incorpora al servicio de “bibliobuses” de ésta, que trataba de acercar la cultura a los barrios marginales y periféricos de Madrid.

A lo largo de todos esos años Ángela actúa como intelectual disidente, crítica con el franquismo, que no duda en publicar en el extranjero cuando considera que la censura no se lo va a permitir en el interior. Así se publica en 1958 en México Belleza cruel, libro que merecerá un prólogo del poeta exiliado León Felipe. En 1961 se reúne con su esposo en Avilés, donde Julio Figuera trabajaba como ingeniero de la empresa Ensidesa. Este hecho la alejará definitivamente del mundo literario. En 1966 visita la Unión Soviética y en 1969 México, invitado por el librero exiliado Alfredo Gracia. Con la jubilación del marido en 1971 el matrimonio se traslada de nuevo a Madrid. En esos años la escritora se siente cansada; considera que no es capaz sino de reiterar una y otra vez sus mensajes. Al mismo tiempo se muestra muy crítica con la forma en la que se está llevando el proceso de la llamada transición política. Finalmente, tras varios meses de enfermedad, muere el 2 de abril de 1984. Sus Obras completas se publicaron póstumas en 1986.

Estilo

Aunque en sus comienzos se percibe el influjo de Antonio Machado, sobre todo, de Juan Ramón Jiménez en su apego a lo cotidiano y paisajístico, pronto toma relieve en su obra una visión del mundo marcada por su perspectiva de madre y mujer, que se contempla de una forma no idealizada y con rebeldía típicamente feminista, aspecto en el que cabe buscar su originalidad. La mujer es vista como esposa y madre de familia, pero a la vez como sujeto activo del cambio social. Después de una etapa en la poesía desarraigada, claramente existencialista, pasó a la poesía social en colaboración con poetas como Gabriel Celaya y de Blas de Otero, poetas vascos, como ella misma; a este respecto hay que señalar que la escritora no se identificó plenamente con los planteamientos de Celaya y Otero al considerar que con la poesía no se podía transformar la realidad, todo lo más acompañar a algunos seres humanos.

Su lenguaje es sencillo, tratando siempre de que su mensaje llegue a las gentes. Su posición ideológica ha sido resumida por algún crítico como "existencialismo solidario". Recibió los elogios de Juan Ramón Jiménez, León Felipe, Gabriel Aresti, Pablo Neruda, Max Aub, Carmen Conde entre otros.




Top