Busco en los resquicios de mi memoria.
Escarbando entre tantos momentos que vivimos juntas.
Para tratar de encontrar el nombre de aquella primera canción.
Solo hizo falta que mi cuerpo chocara con el tuyo,
Como dos astros en inevitable colisión.
Para adivinar que sería tuya por siempre.
Y el ritmo pesado de tu respiración en mi oído me contó que la repentina realización había sido mutua.
Solo hizo falta una canción.
Una mirada sugestiva.
Tú mano alrededor de mi muñeca.
Como invitándome.
Ven,
Ven,
Ven,
Y fui tuya.
Tan tuya,
Que han pasado incontables canciones.
Que nos han distanciado turbulentos kilómetros.
Y yo sigo esperando que se calme la borrasca.
Para regresar serpenteando a entre tus caderas.
Para ser mar en calma entre tus costillas.
Para ser perfecta certeza al encontrarme con tu mirada.
Busco entre los resquicios de mi memoria.
Pero no hace falta saber que canción bailamos la vez que por primera vez te vi.
Porque la música qué haces en mi,
Suena para siempre.
Préféré par...
