Allí estas, en el absurdo e incoherente destino de la historia de una sombra, que, compulsivamente, escapa

Agónicas tempestades desatadas por la invisible huella de tu ausencia, como un hueco que eclipsa la pregnancia

Ajena, tu imagen lejana reposa lozana, y en cruel letanía, invoca inventarios

En una nueva vuelta por el mismo lugar de nunca, no recuerdo si es que existe el olvido. A dudas penas,

En la ausencia de tu huella supe que aun estabas. Infiltrando suavemente la viscosa… que pugna vanamente por velarte, te intuyo.

¿Acaso es el ocaso un contrabando de posibles? He perdido el olvido y acontece el encuentro con embusteras letras arrogantes.

La solitaria voz que resuena en un vago pretexto, indulgente al acecho de la fascinante trampa de la razó… toma el fulgurante

Y allí, en la pasmosa rutina, de ávido ajetreo y mudos repliegues, la repetida letra

Hoy ví al mañana; bailando la errante danza de las apariencias, cuya máscara se sostiene en el débil hilo de un enigma,