Un abismo callado,
hambriento de luz y de tiempo,
teje en silencio su gravedad,
un anillo oscuro en el infinito.
Todo lo engulle, todo lo toma:
estrellas que arden, sueños errantes,
el eco de un universo que respira
se hunde en su boca sin retorno.
No hay promesas en su horizonte,
solo el vértigo de lo desconocido.
Un espiral que canta en su sombra
y atrae con el poder del vacío.
¿Qué hay al otro lado del olvido?
Quizás un amanecer distinto,
o el fin de toda pregunta,
una verdad que nunca será dicha.
Es misterio puro, insondable,
un corazón oscuro que late sin fin.
En su danza eterna, el cosmos se rinde
a la belleza de su voraz existir.