Presurosa bengala
que a la luz mediática canta.
Vértigo escasea en los pastos somnolientos;
ser que sepulta las alas.
Tiempo encogido que las sostiene:
pecho abierto al alba, a la marea;
mujer, flecha.
Enseñas la danza antigua,
con el pico brotado,
señora mía, coraza volcada.
Vuelas a la sombra, a mi sombra.
Carrizo abierto,
peldaño, coraza.
En el soliloquio alto del mar
encajan tus hilos azules:
sendas que dejan tus plumas
de espuma duradera.
Cañón ávido de sal que escupe:
olas, burbujas, brisa.
Figura alada que posees.
Polvo eres en las repentinas horas
en qué has dormido.
Reflejo de mar que cae.
Suspiro sólido te construye:
te crea.
Te miro, pequeña ave sonora,
somnolienta.
Roe la tierra con rabia,
desploma a los hombres...
míralos: a ver si se enamoran.