La tristeza invade mis entrañas
con el solo recuerdo de tu ausencia inminente,
recorriendo cada centimetro de mi piel
con las perlas liquidas de tu partida.
Aún no te has ido y el cuerpo inerte postrado
en tu cama parece ten lajano y ajeno
a la hermana vivaracha que mi memoria se niega
a asociar con la imagen de tu partida.