salgo a pasear.
comemos papas fritas
y luego camino viendo cosas que me gustan,
pero que nunca puedo comprar.
o al revés.
y me deprimo
o me estreso.
porque no tengo plata primero,
y porque veo a tanta gente que pareciera que sí, después.
también es una terrible ilusión:
que necesito algo que brilla
y es irresistible tal vez,
que me baila diciendo mi nombre,
mientras yo alucino que pide que lo lleve.
es ilusorio que engulliré esas papas fritas y
que no engordaré después.
o que no sentiré una enorme culpa
tan enorme como la porción mediana de $790