Recogido por Esteban Peicovich en su libro "Borges, el palabrista"
#EscritoresArgentinos
La clara muchedumbre de un ponient… ha exaltado la calle, la calle abierta como un ancho sue… hacia cualquier azar. La límpida arboleda
Henry James—cuya labor me fue revelada por una de mis dos protagonistas, la señora de Figueroa—quizá no hubiera desdeñado la historia. Le hubiera consagrado más de cien páginas de ironí...
Si las amplias catástrofes militares que vaticina Aldous Leonard Huxley no derogan el hábito o la tarea de escribir libros, los hombres del cercano porvenir escribirán, sin duda, la hi...
Soy el que sabe que no es menos va… que el vano observador que en el e… de silencio y cristal sigue el ref… o el cuerpo (da lo mismo) del herm… Soy, tácitos amigos, el que sabe
Toda lectura implica una colaboración y casi una complicidad. En el Fausto, debemos admitir que un gaucho pueda seguir el argumento de una ópera cantada en un idioma que no conoce; en e...
La vejez (tal es el nombre que los… puede ser el tiempo de nuestra dic… El animal ha muerto o casi ha muer… Quedan el hombre y su alma. Vivo entre formas luminosas y vaga…
Haber visto crecer a Buenos Aires… Recordar el patio de tierra y la p… Haber heredado el inglés, haber in… Profesar el amor del alemán y la n… Haber conversado en Palermo con u…
La espada de aquel Borges no recu… sus batallas. La azul Montevideo largamente sitiada por Oribe, el Ejército Grande, la anhelada y tan fácil victoria de Caseros,
He nacido en otra ciudad que tambi… Recuerdo el ruido de los hierros d… Recuerdo los jazmines y el aljibe,… Recuerdo una divisa rosada que hab… Recuerdo la resolana y la siesta.
En un corredor vi una flecha que indicaba una dirección y pensé que aquel símbolo inofensivo había sido alguna vez una cosa de hierro, un proyectil inevitable y mortal, que entró en la ...
Dispersos en dispersas capitales, solitarios y muchos, jugábamos a ser el primer Adán que dio nombre a las cosas. Por los vastos declives de la noch…
La noche del catorce de marzo de 1939, en un departamento de la Zeltnergasse de Praga, Jaromir Hladík, autor de la inconclusa tragedia Los enemigos, de una Vindicación de la eternidad y...
Me acuerdo, fue en Balvanera, en una noche lejana, que alguien dejó caer el nombre de un tal Jacinto Chiclana. Algo se dijo también
Lo recuerdo (yo no tengo derecho a pronunciar ese verbo sagrado, sólo un hombre en la tierra tuvo derecho y ese hombre ha muerto) con una oscura pasionaria en la mano, viéndola como nad...
Los ponientes y las generaciones. Los días y ninguno fue el primero. La frescura del agua en la gargant… de Adán. El ordenado Paraíso. El ojo descifrando la tiniebla.