DESPEDIDA
DESPEDIDA
En las voces calladas de tus gestos
escucho la gélida palabra de tu desamor,
que viaja hacía mí en los carruajes
de una bruna indiferencia.
Entonces mi pobre corazón se desfallece
con estertores epilépticos
junto a un mar sin horizontes
donde naufraga mi esperanza huérfana,
y tu sonrisa ajena,
brotada de las bermejas salamandras de tus labios
niega su panal de ensueños,
con revoloteos inútiles de abejas
que perdieron la ruta de las rosas.
Desde los granos de oro de la playa
miro tu nave que se aleja
llevándose en embalajes mis anhelos.
Vete feliz a tu país soñado
que te espero sin celos y sin odios
cuando decidas regresar.
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