Guano bendito que me dieron en un Domingo de Ramos en la iglesita del pueblo de aquel pueblecito blanco. Yo siempre te he de guardar
El sol iba subiendo poco a poco Y yo no creía más. El sol iba ya muy alto
Ella se vistió de rosas y olía a rosa; y yo le dije: ¿Por qué te vistes de rosas si eres rosa tú también?
Yo te daría mi amor vestido de primavera, pero soy ciego, señor, y no tengo amor, ni tengo
Flor negra y profunda. Tú, la más grave, la que abre en el corazón almendra, plexo solar de los árboles. Y tú, flor blanca y terrible,
Las estrellas paren estrellas y el cielo tiene, cada noche, cientos de estrellas nuevas. Yo sueño a veces que han de llegar noches espléndid…
La bruma, la fantasma de las manos… con sus hilos de plata, va cubrien… Lentamente, los cuervos en lóbrega… prosiguen su diabólico, infinito v… De rubias arboledas y plantas desg…
Este que ves de pelo de alambre re… hundida la mirada, fruncido el ent… no es místico ni es sabio ni es or… Es un agrimensor modesto y recatad… De la verdad haciendo su culto más…
Las rosas caen, y de pétalos se ha… caminos nuevos. Las hojas caen; hojas de oro cayendo forman caminos nuevos.
No tiene forma alguna, tampoco melodía ni ritmo; y sin embargo, Él es la armonía.
Noche del conservatorio que es hoy su noche de gala, y viene a tocar el piano la pequeña y dulce Ana. Con su vestido de tul
¡Qué no me den los vinos! ¡Qué no me den de las mieles! Solo quedar quiero. ¡Dejadme quedar un rato junto al fuego, entre vosotros!
Mis enemigos me preguntan: ¿por qu… a esa joven extrañamente pálida? No lleva flores en los cabellos, y… parece reflejarse en su mirada... Y yo he pensado, sin responderles:
Ayer cumplí veinte años... Oro ardiente, la tarde entró por la ventana abie… en cantigas de pájaros, al giro de las niñas jugando a la rueda.
Di, perro, ¿a quién llamas bajo la noche inquieta? ¿amas la luna? ¿estás, acaso, enamorado de una estrella? Y tú, rana verde