Hay Guerras en el metro.
En el metro cada estación entran guerras,
en el viaje algunos mueren, otros viven.
Si miras a los ojos puedes ver el dolor, el cansancio, la soledad.
Cada estación se bajan guerras y entras guerras nuevas...
En el metro hay guerras y pensamientos que se miden por distancias,
unos de milímetros, otros de metros, otros de kilómetros...
En el metro hay sueños rotos, sueños que se cumplen, sueños que apenas comienzan, sueños que aún no se sueñan...
En el metro las guerras se miran la una a la otra,
ya ni siquiera hay miedo por la costumbre de ver guerras reunidas
cada una con sus lamentos, cada una con sus motivos para matar a balas sentir
pensando si eso es sentir demasiado o no es sentir nada...
Pensando en cuál es peor,
Mientras se desangran los pensamientos y se quedan en alguna parada equivocada
y entonces del sur al norte las guerras le ganan a la vida.
En el metro hay guerras y se desea con ansias llegar a casa,
se tiene compasión con la mirada, esas pobres almas en guerra con hambre y estrés,
viviendo un día más en la rutina de una ciudad,
cada uno con sus pensamientos, con sus deseos,
todos compartiendo el hecho de que las guerras no tienen que ser entre naciones ni entre ideales, que pueden ser contra el cansancio, contra los pensamientos, contra el corazón y contra la mente.
En el metro hay guerras, y cuando llega la parada que llega a casa
no queda más que dejar las guerras en el metro desear a las demás un buen viaje y esperar volver pronto.
Porque al final del día ¿qué somos los humanos sin guerras?
—Caro Diaz.
