CANCIÓN
#Españoles #Mujeres #SigloXIX #SigloXX Carolina Coronado
Tórtola, te vuelvo a hallar; roncas ambas de cantar nos encontramos las dos: ¿te ha dado ventura Dios? ¿Cómo te fue en el amar?
¡Ved los hombres cuál son, ved qué… Un Redentor el cielo les envía y en la terrible cruz, dulce María… clavan los hierros sus divinas man… mirad los hierros, y llorad, herma…
Aquí tienes al anciano terminando su agonía, y al niño en el mismo día empezando su vivir. Escucha cual suena, hermano,
El fin de todo busca el alma mía porque en esta existencia pasajera del más hermoso y regalado día siempre viene a turbarnos la alegr… el miedo del dolor que nos espera.
¿Cuál de las hijas del verano ardi… cándida rosa, iguala a tu hermosur… la suavísima tez y la frescura que brotan de tu faz resplandecien… La sonrosada luz de alba naciente
Allá entre las tinieblas de la noche perdido, ¿no oís algunas veces vago, triste rumor, Como el eco lejano
«Viva, viva, la tierna heredera que ha nacido a la Reina Isabel, la hermosura hemos visto que imper… de las Reinas es hoy el dosel». Españoles, con grande alegría
Cuando los recios vientos se embra… cuando mugen los mares irritados, cuando estallan con furia los nubl… cuando las olas borrascosas crecen… cuando los buques míseros perecen
Cuando la luz de la tarde en occidente se apaga, y la reina de las sombras con ligero paso avanza; En esas horas tranquilas,
Yo no quiero de los campos los árboles ni las parras ni la multitud vistosa de sus bellísimas plantas; Pero un espino florido
Al recordar, señor, que no he cant… mis himnos a tu nombre todavía, siento que de la débil arpa mía las más sonoras cuerdas no han vib… primero que mi espíritu arrojado
En la raya que divide el Portugal de la España, al lado de un regatillo a unas encinas pegada, como a un cardo un caracol
¡Qué hermoso es Dios, qué hermosa… ¡Qué gallardo su andar, su voz qué… Rasgos los cielos son de su bellez… pasos los siglos de su marcha grav… la voz de la inmortal naturaleza
Las que sintáis, por dicha, algún… del numen sacro y bello, que anima la dulcísima poesía, oíd: no injustamente su inspiración naciente
¡Huyó con vuelo incierto, y de mis ojos ha desparecido! ¡Mirad si a vuestro huerto mi pájaro querido, niñas hermosas, por acaso ha huido…