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Blues del perro callejero

Leyendo a Lemebel se me cayó una teja
y recordé los cuerpos que han merodeado mis senderos
Como cuando la efusiva espera
de aquella pata que se enamora del pantalón
no te deja saborear el momento del pseudo-amor
Los 25 minutos como montaña rusa
que nos encienden la luz
entre la oscuridad de una soledad patentada
Se devuelven aquellos sentimientos
de anhelo profundo
de tactos y besos cochinos,
que no esperan ni por enfermedades,
ni embarazos,
ni patas enamoradas de los pantalones
Esos sueños interrumpidos
por una mano intrépida
que nunca fue al jardín
Ni por favor, ni gracias, menos compartir
Tomar y llevar
como en cata de chicharrones
Y sólo se me escapa
un gemido complaciente,
practicado como acrobacia de ballet ruso,
ignorando mis lagañas y mis sueños
que no recuperaré
Cuanta claridad en las letras de un lejano,
que calan mas hondo
que cualquier infección urinaria purulenta,
consejo de amiga
o sexo apresurado
Tan apresurado
que se olvida
de los besos y los te quieros,
de los mordizcos juguetones y las palabras sucias
Que fuerte la cosa oie,
cuando enaltecí mi cuerpo por sobre mi alma,
y el gris llega
como rutina mecánica/mecanicista,
a acostar a cualquiera en mi cama
en el esfuerzo carnavalesco
de una caricia
que le ponga calor al encierro.

Preferido o celebrado por...
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