Seguiré cantando cada vez que quieras,
y cada que me quieras lejos.
Sin esfuerzo,
he aprendido a quererte así,
sonriente cuando pasado de copas estás...
y sé de sobra cuánto adoras al mar, pero no el amar.
Como la arena que te huele los pies,
así estoy yo de estancada en tus costillas;
Qué grosera y única forma de ser la tuya...
Te seguiré cantando,
aunque entre cerraduras disimules que no te importa,
evitando a cualquier precio,
atravesarme el alma de donde ya te habilité el paso.
Aun sabiendo que el amor para ti no existe más,
a tu nombre responderán los versos,
aquellos que seguiré escondiendo bajo las sábanas de la cama.
Porque amarte no es suficiente,
no sé si te quedó claro,
amor, amor te canto;
Qué grosera y única forma de ser la tuya...