Esta mesa que construyó mi abuelo para mi padre joven, guarda cosas dispersas de mi alma, versos, pros… fragmentos de ilusión y desconsuel… Toco sus pobres tablas, el abuelo

¡Oh dulcísimo callar del ángel de mi sigilo! ¡Oh dulcísimo callar del mundo en mi corazón! ¡Oh dulcísima miseria

Ahora que empieza a caer, del ciel… de nuestra vida, que sólo nosotros… profundo, estrellado, carne y alma… ese polvillo sagaz en tu nocturno… ahora que el lápiz finísimo, graba…

Nunca estoy conmigo. Otro. El otro, por dentro, afuera, entre, despertando olvido. Voy y vengo, descompuesto, juguete de imán profundo, niño.

Al fin se consumó, después de tantas perfecciones tan equívoc… de tanta precaución y cálculo, pro… que nada fuera inútil, ni lo nimio… ni los más delicados pulimentos:

Cuántas veces ha sido humillada tu… la soberbia del maniqueo. Cuántas veces has tenido que beber… de no ser puro como un ángel. ¿De qué vale sutilizar los argumen…

No me pidas falsas colaboraciones, juegos del equívoco y la confusión: pídeme que a mi ser lo lleve hasta su sol sangrando.

¡Juana Ígnea ¡Isolda nuestra! ¿Quién eras? ¿Dónde estás? Siento en tus cartas el olor astralmente salvaje

¿Vienes menos cada vez, huyes de mí, o es que estamos entrando en tu si… y ya tenemos poco que decirnos? Pero ese poco,