#Españoles #Generación27 #Mujeres
Automóvil Una cantata de bocina. Gusano de luz por la calle sombría… Los ojos relucientes bajo la noche… Reptil de la ciudad que raudo se d…
No quiero la pipa curva, ni tu pañuelo bordado, ni las rosas –los domingos– ni el cestillo con pescado. Y, marcharé de este puerto
¡Cómo galopa la sangre! ¡Qué difícil detenerla para que nos vaya al paso cuando vive con tal fuerza! Le he puesto duros bocados;
Fantasmas de hielo y sombra animados y sin alma me cercan por todas partes adondequiera que vaya. Me cercan y me persiguen,
Si turbia la razón y roto el sueño paso a ser una sombra entre mortal… quede de mí la luz que ahora me gu… antes de ser mi sombra larga noche… Quede de mí la angustia y el anhel…
Se desprendió mi sangre para forma… Se repartió mi alma para formar tu… Y fueron nueve lunas y fue toda un… de días sin reposo y noches desvel… Y fue en la hora de verte que te p…
Uno de esos instantes que se vive no se sabe en qué mundo, ni en qué… que no se siente el alma y que ape… se siente el existir de nuestro cu… mi corazón oyó que lo llamaban
Agua pura corría por el piano. Dulcemente salía del cauce de sus manos. La nostalgia dormía.
Quisiera tener varias sonrisas de… y un vasto repertorio de modos de… O bien con la palabra, o bien con… buscar el hábil gesto que pudiera… Y al igual que en el gesto buscar…
Ni me entiendo ni me entienden; ni me sirve alma ni sangre; lo que veo con mis ojos no lo quiero para nadie. Todo es extraño a mí misma,
Ancho es el mar; él ha de separamo… quedarán nuestras almas enlazadas. Como un último retrato, en nuestro… impresas lucirán nuestras miradas. El barco en que he de ir está en e…
El viento bate espadas de hielo. —No abriré la ventana— El viento decapita luceros.
Me levanté hasta el sueño. En bus… de no sentir la herida que abrasab… Las duras flechas del dolor hicier… brotar en mí el clavel de nueva ll… Corriendo al par carrera con el vi…
Alameda: guarda bien mis siete años primeros. Y los siete posteriores.
Eran verdes como un mar, con reflejos de alto cielo. —¡Qué bien sabían mirar!— unos ojos que recuerdo. En la penumbra lucían