Desde aquella noche oscura de traición,
que no te veo ni por inspiración,
y no sé si recorarte
o de mi mente matarte.
Tus ojos y belleza engañosas,
que traman envolverme,
no mientas más
me involucras en tus falsas promesas.
Entusiasmarme por tu falso ser,
es quizá gritarle a mi alma ayer,
ese ayer que no pedía tanto,
ahora solo queda un corazón en llanto.
Procuraré no tocar a las rosas,
amenazantes con sus espinas,
lastiman mi puro palpitar
cegado de rojo amor,
que hace mi mente emborrachar.