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CANTO A LA PURA AMISTAD

Cantaré a la amistad, mas no en voz alta,
pues la maledicencia está al acecho
estando en consecuencia a la que salta
y trata de zaherir con su despecho.
 
La envidia suele ser la consejera
que al alma pusilánime obnubila,
hasta el punto que de ella se apodera
llenando de maldades su mochila.
 
Recuerdo la sentencia del Quijote
cuando dijo “si ladran, cabalgamos”
y es que hay gentes que sólo van al trote
al tiempo que otros muchos galopamos.
 
Pena siento y no poca, por aquéllos
que envidian de los otros sus descuellos.

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