EL TIEMPO NO CURA TODO
El tiempo, al parecer, todo lo cura,
según dice un refrán muy conocido,
pues lo mete en el saco del olvido
y luego, poco a poco, lo tritura.
Sólo hay una excepción y es la amargura
que tiene un corazón adolorido
cuando un amor excepcional se ha ido,
porque toda la vida nos perdura.
Debemos evitar, pues, la ruptura,
causa a veces de un burdo sinsentido
bien lejano al quehacer de la cordura
sin saber cómo ni por qué ha venido
a romper una sólida atadura
que un gran amor antes había unido.
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