FRENEMOS LA INJUSTICIA
Me viene a la memoria muchas veces
el milagro que hiciera Jesucristo
al aumentar los panes y los peces
como nunca jamás se hubiera visto.
Ahora no hace falta, que hay bastante
incluso para todos y hasta sobra,
pero faltan los hombres con talante
capaces de seguir tan magna obra.
Hay hambre por el mundo en demasía
y crece con muchísima frecuencia,
pero a la vez se suman cada día
más gentes a esta cruel indiferencia.
Cuando se trata de un dolor ajeno,
nadie se acerca para echarle el freno.
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