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¿NO ES UN INFIERNO?

 
 
Envidia, mucha envidia, tengo al hombre
que tenerte en sus brazos se permita,
como también el musitar tu nombre
muy cerca de tu oído y lo repita.
 
Que en la boca te bese con hartura
llenándose la suya con tu miel
para saborear esa dulzura
que siendo tuya, pertenece a él.
 
Que junto a ti camine con orgullo
exhibiendo ante el mundo tu belleza,
mientras yo entre la nada me diluyo
lleno de rabia, celos y tristeza.
 
Jamás pensé en infierno semejante,
que hasta deja en mantillas al de Dante.

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