SONREÍR POR OBLIGACIÓN
Tengo que sonreír con o sin gana
para que todo aquel que tenga al frente
sonría de manera consecuente
al ver una sonrisa tan cercana.
Para que se le quite la galbana
y sienta que al ponerse sonriente,
resulta mucho más que suficiente
para ver que es mejor que la desgana.
Debiéramos tener la obligación
de sembrar las sonrisas cada día
y haciéndolo de todo corazón,
dando la sensación de cercanía,
y entre toda la gente, al alimón,
al mundo la tristeza quitaría.
Reinando la alegría,
el hombre en cada cual viera un hermano
al que tendiera, y sin dudar, la mano.
