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VÍCTIMAS DE LA SOBERBIA

Te veo, Cristo, en esa cara triste
de mucha gente que un milagro espera
que ya se cumpla lo que Tú dijiste
sobre una vida en que mejor nos fuera.
 
Tal no sucede por habernos ido
de Tu enseñanza demasiado lejos,
al someterla a un muy tenaz olvido
de aquellos buenos por demás consejos.
 
Tú predicaste que el amor reinase
entre los hombres sin medida alguna,
para que fuera la estructura y base
de un porvenir de singular fortuna.
 
Fuimos soberbios, por no hacerte caso
y así seguimos, por error tan craso.
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