Cargando...

¡Oh mi adorada niña!

¡Oh mi adorada niña!
Te diré la verdad:
tus ojos me parecen
brasas tras un cristal;
tus rizos, negro luto,
y tu boca sin par,
la ensangrentada huella
del filo de un puñal.
Preferido o celebrado por...
Otras obras de Rubén Darío...



Top