Diego Alejandro Lopez Romero

Un día a la vez

Es jodidamente triste extrañarse a uno mismo, verse en fotografías pasadas y no reconocer tu sonrisa, olvidamos lo que era sonreír por alegría y se nos volvió un hábito sonreír por compromiso, dejamos de encontrarle el sabor a todos esos pequeños momentos, porque dejamos que el afán por vivir nos dejará sin tiempo.

A veces sin querer miro mi reflejo en el espejo, no para ver lo viejo que me he vuelto si no para descubrir como mi juventud se va con cada decisión equivocada, cada palabra mal dicha y cada acción no ejecutada, dejamos de existir como almas, para poder vivir como personas.

Mi mente se ha vuelto un mar inmensurable de pensamientos al azar, divaga entre una y mil soluciones necesitadas ante tantas cuestiones, a veces quisiera tener un botón de apagado, porque en el día desgasto tanto mi imaginación buscando salidas, que en la noche no encuentro material para mis sueños.

Aun así, somos los suficientemente obstinados para seguir tratando de no decaer, para levantarnos cada mañana con la mejor actitud, porque todo el esfuerzo de hoy será el éxito de mañana, porque nadie tiene por qué agradecerlo, y no tienes por qué esperar dichas gracias, un día las recompensas estarán por encima de todas las adversidades de ahora, y entenderás por qué cada cosa paso de la manera en que lo hizo.




Arriba