¿alguna vez te has topado con la ambigüedad distribuida desproporcionadamente en la vida?

lo más probable es que sí,

ineludiblemente es así,

desde pequeños lo experimentamos

tambaleándonos en la tierra de esta realidad,

conforme vamos creciendo

obtener respuestas inconexas parece ser parte de la caridad

mientras asentir inconforme empieza a ser parte de ti

instantes consumidos en preguntas

incentivadas por nuestro alrededor,

errores y más desmotivación

parece ser parte de la fórmula del perdedor,

el inconsciente de la moral retumbando en tu cabeza

interrogándote

¿cuál es el problema?

confundiéndote

¿acaso no te das cuenta?

debes hacerlo porque es parte del sistema

cansancio físico y mental

debajo de la orden súbita de la autoridad

un solo lema: construir y perseverar,

sirviendo dócil tu fuerza de voluntad

por llegar más allá de esta oscuridad disfrazada de luz de la verdad,

absurdamente se creyó que creando moldes conforme a las leyes de esta moral jerarquizadas por la misma sociedad

sería la solución y la guía a la iluminación,

y sin duda lo fue

pero para el exiguo grupo de privilegiados anclados al poder.

nadie se salva

estando a la deriva,

acompañados día a día por un sol y una luna sin vida,

unos intentamos aferrarnos al manantial de la esperanza para sembrar ante el mundo el cambio que queremos ver

y otros no quieren cerrar los ojos imaginando a la angustia trepidar por sus sentidos

¿lo ves?

uno, dos, tres y el ciclo se repite otra vez.