poesía japonesa
La casa está en silencio fuera llueve la oscuridad se ilumina con los ra… que caen, suena un trueno, el gato ha salido
La brisa tibia de tu aliento en mi rostro trayendo un beso. Va abriendo nuestros labios y cerrando los ojos.
Con el suspiro de mi pecho al mirar tus ojos menta late mi corazón estremecido
No me quise rendir calles de noche en Granada viento mortal que azota mi cara; pero seguí andando por ti, no, no, me quise rendir,
Que me gusta tener un sueño pero de hadas de tierra y agua ay, a esa ave saco la lengua cansado me poso en un leño Aquel gnomo me tiene en ascua,
¡Cuánto te echo de menos! Dime una palabra que entienda que también me piensas, adoro esos labios rojos me vuelvo loca cuando los miro.
Luces de noche disfrazan los canales, de enamorados. Guido Borelli. Ocaso de oro
La luna negra ilumina mi ventana quiero sentirme viva tú atravesaste con una bala mi dol… abriste la puerta te fuiste sin mirar atrás.
Entre todos los mares, en todo el mundo, nunca hubo una tierra como la isla de Eroda. Con la inequívoca forma de un ceño fruncido, es el hogar de un olvidado pueblo marinero que de form...
La niña avanzó hacia mí, sus ojos refulgían, su boca entreabierta. Me dijo con una naturalidad que me dejó petrificada: quiero tu sangre. Con ojos anhelantes, demasiado tristes para llo...
¡Bendito seas! Contigo no hay miedo, hasta dormido me envías cartas de amor, ¿cuándo la escribiste?
Si yo te dejará sé que tú morirías que tu sangre se helaría. Si yo me fuese con otro tú no lo soportarías,
Sin serlo niña presumes de ser rosa, y eres espinas. Tengo un penar dentro de mi alma rota,
Olas que hacen música en mi oído arena que me hace sentir arder mirando el horizonte creo notar en mis muslos la soledad del Mediterráneo.
Amigo mío, no creas que no te quie… no pienses que ya no estoy a tu la… me enamoré de él, pero tú eres mi… Déjame recitarte un poema de esos que te gustan