POESÍA JAPONESA
Siempre hemos hablado; hoy tú miraste mis ojos, vi oscurecerse tu pupila me estremecí. Tu mano agarró
Viene el otoño tras un duro verano, volaran hojas. Tiene el castaño el fruto muy maduro.
Que te siento en el hueco de mi clavícula y muero. Que mi mano hace una constelación con tu ombligo de centro.
No levanto cabeza, todo es tristeza, veo delante de mí un camino negro, donde mis pasos me llevan
Te haré el amor a versos, con letr… Te dejaré acentos y comas de pasió… Y de tus senos a tu vientre y con… Y ten por seguro que cuando estall…
Entre caminos la soledad pasea, me busca a mí. Me escondo en los rosales, quiero la vida
Reina y guerrera en tus manos el mundo, fuerte y aguerrida. Voraces los deseos que en mí despi… te beso con la mirada,
El monte Fuji, en la Región de lo… En el Japón actual ya no hay samu… Expertos en las oscuras artes del… El misterio era su materia prima,… Sus característicos trajes negros…
Cada vez que te mire quiero ver en tus ojos la verdad. No me mientas, no me seas desleal,
En un recoveco de mi mente hay un recuerdo agazapado, Y eres tú que ya no estás. No existen flores ni vuelan las mariposas.
Cuando vuelvas ya no estaré me habré ido a algún lugar traspasando la frontera de la soledad.
Entre los suspiros de sus ojos y los míos, se quedó latiendo un corazón entre la mar y el cielo. Palpitar loco
Adoraba la sensualidad de la hierba en mi espalda, tocar la tierra, amasarla con mis manos. Me hacía sentir viva,
En el río Darro tus pies bañabas, en la fría agua como un niño disfrutabas. Entre dos luces
Átame, hazme tuya, pellízcame y llévame al infierno del placer, pasea tus manos por toda mi piel.