Noche mágica,
tú, que me acercas siempre a la palabra precisa,
embísteme por dentro,
entrégame tu palabra salobre,
encierra mis sueños migratorios,
mientras las horas se fugan sin lengua y sin tregua.
Perpetuame con su cuerpo en la memoria,
en el sutil lenguaje del vértigo,
Desnúdame, como las olvidadas hojas de un otoño.
derrámame como un río sobre el silencio,
entre sombras sudadas
estrujando todo mi sentir, mi esencia.
Acomodame, como el eco que rueda sin tregua,
sin paraísos a que acogerme.
abrazadora de ausencias,
perdida entre turbios inventarios
en este mundo repleto de paréntesis.
Así, como si nada
atrapada siempre en su fragancia sorda,
son esos mundos que esperan detrás de las palabras...
Doris Melo