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Claveles crecidos por la brisa Otoñal

Claveles frios

Claveles crecidos por la brisa otoñal,
tan delicados y frágiles en su andar,
bailan al compás de la hojas que caen,
en un baile melancólico y sin cesar.
 
Sus pétalos rojos, como llamas ardientes,
se desprenden con cada soplido del viento,
y en su caída, parecen susurrar,
una triste historia que llevan por dentro.
 
De un verano cálido y lleno de vida,
donde el sol brillaba con todo su esplendor,
pero ahora, en este otoño sombrío,
se desvanecen, marchitos y sin color.
 
Pero aún así, su belleza permanece,
en cada flor que ha sido tocada por la brisa,
pues en su caída, encuentran la esperanza,
de volver a surgir en una nueva primavera.
 
Claveles crecidos por la brisa otoñal,
testigos silenciosos del cambio de estación,
nos enseñan que la vida es efímera,
y que debemos apreciar cada momento con pasión.
 
Así como estos claveles, que bailan en el viento,
nosotros también debemos dejar que nuestro espíritu vuele,
y disfrutar de cada etapa de nuestro camino,
hasta que llegue el momento en que nuestras almas se eleven.
 
Y cuando la brisa otoñal vuelva a soplar,
y estos claveles vuelvan a crecer,
recordaremos que la vida es un ciclo,
y que siempre habrá un nuevo amanecer.
 
Claveles crecidos por la brisa otoñal,
gracias por enseñarnos a florecer,
en cada estación de nuestra vida,
y a nunca dejar de creer.
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