En las montañas de mi infancia, donde la niebla se hacía velo, un recuerdo guardo, celo de mi niñez la fragancia. Corría con desenfado,

Fuimos expulsados del Edén, Desterrados al páramo del pecado. Nuestras manos manchadas de culpa, Nuestros pies sobre el camino erra… Ya no oímos los susurros divinos,

Amigos, tesoro sin precio Comparten risas y penas Con un lazo que aprecio Amigos, tesoro sin precio En su apoyo siempre crezco

Perdimos tantas cosas que el perde… Cual humo se esfuma, se deshace en… El tiempo nos arrebata recuerdos,… Dejando solo el eco, suspiros y so… El amor que un día ardió, ahora es…

Verdes praderas se extienden sin f… El cielo azul las abraza con ternu… Flores silvestres de intenso carmí… Danzan al viento, mostrando su her… Ríos serpenteantes cruzan el valle…

Entre nubes viajeras y suspiros, tejo versos que no saben olvidar, pues mi alma aún se aferra a los s… de un ayer que no deja de brillar. Las mareas de un amor que no se ap…

En la llanura infinita, al trote va mi caballo, el cuchillo en el cinto, y el horizonte tan claro. La luna, farol del cielo,

En el silencio de mi alma, donde late un corazón desesperado, habita una parte de mí, que late con ansiedad y miedo. Es la parte que se desvanece,