No pretendo escribir un discurso, ni argumento o imponer reflexión alguna. Soy pretensioso eso ya lo verán, y la cálida brisa del sol que siento cada día que vivo retoca los versos que en mi mente resuenan como recuerdos de ultratumba.
“Neurótico de mierda”. Me digo a mí mismo, pues aún con un gran barniz de filosofía o literatura, me cuentro siempre en las mismas: soy inmaduro, eso es. No pretendo tener razón alguna. Sólo pretendo escribir; expresar mis latidos, y esperar ninguna respuesta. Nada demasiado bueno, pero no lo digo con martirio: ojalá en éste ímpeto haya, por lo menos, una forma de reconfórtarme. Sea lo que eso sea.