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Elogio

“Yo rompo las reglas de todo el confite,
Mirando mi efigie un instante,
Contemplo y me digo:
Tú no eres Don Frank,
Ni Emilio, ni Cioran,
Ni Darío;
Tú eres tú. Sí, eso lo sé.
 
“Yo mismo me pregunté tras esa pregunta:
¿Mis antepasados son los Demorizi y los Cerda, verdad?
Entonces, es mejor morir de sí, que ver a la cerda, ¿verdad?
 
“Este poema van para ustedes
Mis antepasados, no conozco su pasado,
Pero mi hemoglobina me lo dice todo,
Bisbiseándome desde los fluidos sanguíneos:
Las armas vienen del fuego,
Y el fuego de las rocas...
Pelea con la roca
Y te dirá que la vida es dura,
Ahora, pelea con la esposa,
Tú con una vaina, y te dirá:
¿Cabré en el espacio de tu mente?
Porque certeramente,
Mi vaina sabe todos mis pasos,
Pero lo que ella no sabe,
Es cómo sabe la sangre;
Porque tú, Emil, antes me controlaste
Para matar, es pesadumbre
Y mal que yo te mate,
Por eso, no me puedo traicionar a mí misma...
Tómame y ve a la montaña
Y ponte encima de la roca,
Si en verdad la vida es dura
Como ella dice,
Entonces yo te veré marchar”.
Otras obras de Emil Cerda...



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