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De la agonia

En medio de las sombras yo te he amado
¡Oh! Señor del callado y del doliente:
mi fe no te disfruta, te presiente
y en mi dolor te miro retratado.
 
Dentro de la ceniza te he encontrado
y eres lava de amor, carbunclo ardiente
que coloqué en mis labios de sufriente
queriendo saborearte enamorado.
 
Y henchido el corazón de tu frescura
penetró en mis entrañas el rocío
y se hizo libertad la quemadura.
 
Tú eras el Padre convertido en río;
la vid, el trigo, la verdad madura...
¡La lágrima en el cáliz, Cristo mío!
Preferido o celebrado por...
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