#Camagüeyanos #Cubanos #SigloXX
Yo pienso, luego existo en mariposas, en silencio, en niña… en agua distraída que se asoma a l… Yo pienso, luego hago amapolas y pájaros y raíces de cie…
Pobre rosal del corazón. Las rosa… se han marchitado todas, una a una… En el jardín amigo no hay ninguna de las tierras hermanas olorosas. Se fueron las más puras. Las sere…
¿Por qué, María, no subes A los claustros celestiales? ¿Te quedas con los mortales Celadora de las nubes? En un coro de querubes
Este niño va a Belén sin salirse de su sala. ¡Qué bien! Una estrella de Bengala, un clavel
¿Desde dónde la flor busca la pura sonrisa de los cielos? ¿Desde cuán… mira la estrella que la va dorando del antiguo temblor en que fulgura… ¿Desde qué raíz ciega o veta oscur…
Si pregunta por mí, traza en el su… una cruz de silencio y de ceniza sobre el impuro nombre que padezco… Si pregunta por mí, di que me he m… y que me pudro bajo las hormigas.
Ya sólo soy la sombra de tu ausenc… una oscura mitad que se acostumbra… dulce granada abierta en la penumb… madura a tu rigor. Sorda existenci… Desmayado vivir, ciega obediencia
No existe el tiempo sino el insist… aletear de un pájaro perdido en la niebla volando oscuramente buscando su razón y su sentido. No existe sino el golpe reincident…
Es pulida batuta del paisaje y melodiosa brújula del cielo esta palmera que plasmó el anhelo de estar clavada e invitar al viaj… No sube, que colgada de un celaje
Ponte frenillo’ en los hombros, mulata, y en el ombligo. Vas a volar en la rumba. ¡Te voy a empinar, te digo! Abre el chal
Caiga el polvo habitual de la mira… la sombra veladora de las cosas, y desvestidas quédense las rosas y desnuda la voz enamorada de un arpa con las cuerdas de diam…
Si la raíz se cambia en primavera y en colibrí la rama reflorece es porque el árbol de la cuna mece la sangre iluminada en lo que espe… Si la mano coincide con la esfera
María Belén, María Belén, María… María Belén Chacón, María Belén… con tus nalgas en vaivén, de Camagüey a Santiago, de Santia… En el cielo de la rumba,
A la orilla de tu voz —agua, sueño, transparencia— asomarme. Verme puro—verdadero— en temblar de ramajes
No lloréis más, delfines de la fue… sobre la taza gris de piedra vieja… No mojéis más del musgo la madeja oscura, verdinegra y persistente. Haced de cauda y cauda sonriente