Loading...

Ramos

Pasaron por juncos
y enmohecidos verdurales,
los enamorados.
¡Mirad! ¡Admiradles!
saqué del bolsillo
un ramo de ruda,
que nunca había sido poseído por nadie,
ni un alma apretándola con ambas manos,
concluí en echarlo por los aires.
Y los enamorados
con sus restos (aún níveos)
limpiaronse las botas, puliéronse
como el aire.
¿Podrían, así, refrigerarse todas las cosas,
descontaminarse el arte?
¿Habrán quebrachos donde nacieron los Egeos,
o ruda en territorio serrano?
¿Dejarás, algún día, oh poeta tácito
de contemplar así el fino e íntimo
preludio, al mirarse, de los enamorados?

Other works by El Nómada...



Top