Esteban Escrich

La puerta.

Hoy regresé a tí despues de tanto tiempo, mi viejo barrio.
 
Me adentré por tus calles y anduve por ellas. Calles de mi niñez.
 
Tiempo de juventud y alegrías de entonces.
 
Mis ojos miraron ansiosos buscando rostros conocidos.
 
Ya nada es como antes. Yo tampoco.
 
Subí los romos peldaños que a la casa de mis abuelos llevan.
 
Y allí estaba… la vieja puerta. La casa que me vió nacer.
 
Acerqué mis manos con anhelo, y mis dedos acariciaron
 
lentamente su gastado barníz, que tan solo mi tacto apreciaba,
 
pués mis ojos tornados en brumas, no alcanzaron a ver.
 
Nadie esperaba dentro, nadie escuchó mis pasos como entonces.
 
Recuerdo aquella humilde puerta que se abría al llegar.
 
Recuerdo sus inmensas sonrísas, sus besos, sus abrazos.
 
Las imagenes se apoderaron de mí atenazando mis entrañas.
 
Fueron tantas de repente, que abrasaron mi ser.
 
¡Cuanto amor hubo tras esa puerta!
 
Puerta que infinitas veces se me abrió como vergel,
 
como paraíso de cariño que jamás olvidaré.
 
Ya nada es como antes. Nada será como antes.

(2012)

Esta poesia está inscrita en el registro de la propiedad intelectual.

Preferido o celebrado por...



Arriba