Evelyn Zambrano Barriga

El final del fuego

Una llama refulgía poderosa
Feliz era aquella prodigiosa
No negar podía que era vanidosa
 
Si era arrogante, altiva y orgullosa
De todo aquello la disculpo
Pero no disculpo su efímera llamarada
Que cegar podía a todo aquel que la admiraba
 
Del morado de reyes pasó al macilento color
Crudo de la lana sin lavar lo tejió
 
Se conformó con aquello corriente
Que todo el mundo aceptó
Y contra la corriente
Nunca más corrió
 
Perdió la gracia de un pintor ciego
Porque encontró la realidad
Oscurecida por todo aquello
Que con indiferente voz, cuestionaba

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