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En el gris, el pájaro Griffón se vestía de gris. Y la niña Kikirikí perdía su blancor
Oye, hijo mío, el silencio. Es un silencio ondulado, un silencio, donde resbalan valles y ecos y que inclina las frentes
Amparo ¡qué sola estás en tu casa vestida de blanco! (Ecuador entre el jazmín y el nardo).
No te conoce el toro ni la higuera… ni caballos ni hormigas de tu casa… No te conoce tu recuerdo mudo porque te has muerto para siempre. No te conoce el lomo de la piedra,
La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas que chapotean las aguas podridas. La aurora de Nueva York gime
La Carmen está bailando por las calles de Sevilla. Tiene blancos los cabellos y brillantes las pupilas. ¡Niñas,
La muerte entra y sale de la taberna. Pasan caballos negros y gente siniestra
Era mi voz antigua ignorante de los densos jugos amar… La adivino lamiendo mis pies bajo los frágiles helechos mojados… ¡Ay voz antigua de mi amor,
Por el East River y el Bronx los muchachos cantan enseñando sus… con la rueda, el aceite, el cuero… Noventa mil mineros sacaban la pla… y los niños dibujaban escaleras y…
Eran tres. (Vino el día con sus hachas.) Eran dos. (Alas rastreras de plata.) Era uno.
La hoguera pone al campo de la tar… unas astas de ciervo enfurecido. Todo el valle se tiende. Por sus… caracolea el vientecillo. El aire cristaliza bajo el humo.
Rumor. Aunque no quede más que el rumor Aroma. Aunque no quede más que el aroma. Pero arranca de mí el recuerdo
Naranja y limón. ¡Ay de la niña del mal amor! Limón y naranja. ¡Ay de la niña,
Enrique, Emilio, Lorenzo. Estaban los tres helados: Enrique por el mundo de las camas;