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El corazón, Que tenía en la escuela Donde estuvo pintada La cartilla primera, ¿Está en ti,
Por una vereda venía Don Pedro. ¡Ay cómo lloraba el caballero! Montado en un ágil
La luna asoma Cuando sale la luna se pierden las campanas y aparecen las sendas impenetrables.
Tú querías que yo te dijera el secreto de la primavera. Y yo soy para el secreto lo mismo que es el abeto. Árbol cuyos mil deditos
He cerrado mi balcón porque no quiero oír el llanto pero por detrás de los grises muro… no se oye otra cosa que el llanto. Hay muy pocos ángeles que canten,
Largo espectro de plata conmovida el viento de la noche suspirando abrió con mano gris mi vieja herid… y se alejó; yo estaba deseando. Llaga de amor que me dará la vida
Hacia Roma caminan dos pelegrinos, a que los case el Papa, mamita, porque son primos,
¡Qué esfuerzo! ¡Qué esfuerzo del caballo por ser… ¡Qué esfuerzo del perro por ser go… ¡Qué esfuerzo de la golondrina por… ¡Qué esfuerzo de la abeja por ser…
La guitarra, hace llorar a los sueños. El sollozo de las almas perdidas, se escapa por su boca
Silencio de cal y mirto. Malvas en las hierbas finas. La monja borda alhelíes sobre una tela pajiza. Vuelan en la araña gris,
En la torre amarilla, dobla una campana. Sobre el viento amarillo,
Oye, hijo mío, el silencio. Es un silencio ondulado, un silencio, donde resbalan valles y ecos y que inclina las frentes
Su luna de pergamino Preciosa tocando viene por un anfibio sendero de cristales y laureles. El silencio sin estrellas,
Esquilones de plata Llevan los bueyes. —¿Dónde vas, niña mía, De sol y nieve? —Voy a las margaritas
Este galapaguito no tiene mare; lo parió una gitana, lo echó a la calle. No tiene mare, sí;