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Las ranas pidiendo rey

Fábula

Sin Rey vivía, libre, independiente
 
el pueblo de las ranas felizmente.
 
La amable libertad sola reinaba
 
en la inmensa laguna que habitaba;
 
mas las ranas al fin un rey quisieron,
 
a Júpiter excelso lo pidieron;
 
conoce el dios la súplica importuna,
 
y arroja un Rey de palo a la laguna:
 
Debió de ser sin duda buen pedazo,
 
pues dio Su Majestad tan gran porrazo,
 
que el ruido atemoriza al Reino todo;
 
cada cual se zambulle en agua o lodo,
 
y quedan en silencio tan profundo
 
cual sino hubiese ranas en el mundo.
 
Una de ellas asoma la cabeza,
 
y viendo la real pieza,
 
publica que el Monarca es un zoquete.
 
Congrégase la turba, y por juguete
 
lo desprecian, lo ensucian con el cieno,
 
y piden otro Rey; que aquel no es bueno.
 
El padre de los dioses, irritado,
 
envía a un culebrón, que a diente airado
 
muerde, traga, castiga,
 
y a la misma grey al punto obliga
 
a recurrir al Dios humildemente.
 
«Padeced, les responde, eternamente;
 
que así castigo a aquel que no examina
 
si su solicitud será su ruina.»
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