Del labial morado
Entre la muchedumbre de pelos claros y lacios
el dedo de mi intuición te eligió,
la aventura se apoderó de mí
como diente de león víctima segura del viento,
me atrapó un color uva o carmesí,
ciruela o berenjena, labios violeta casi negros,
te acercaste inocente y con nostalgia,
como insecto voraz en celo, perdido en la noche,
con tus gustos malignos de viajera
y un humor exterior que penetró en mi penumbra,
como riego de humo azulado que sustenta mis poemas,
qué dolor si te despojé de tu rutina
pero llamaste al placer sin conocerlo,
bajo mi fría afición por los hachischins
mi mano tocaba deliciosamente cada uno
de los suaves bordes de tu cuerpo
suavemente masajeé tu cuello y los huesos de tu columna,
y mi lengua chasqueando en el fondo de tu oreja.
Quizá lo sabías. Era la respuesta de tu largo llamado,
ahora tu corazón me pertenece
como me pertenecen las figuras de la noche
cuando camino atento con mi navaja en la mano
y el último sabor de brandi en la boca.
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