Me permito creer que un ente malicioso se apodera de nosotros prostituye nuestra alma y cometmos sus caprichos
aturde nuestra mente hasta la de los mas fuertes. Disfruto de ser yo mismo y otro, son personajes distintos y ocupo cuando quiero la personalidad de cada cual, uno es fuerte y el otro débil, uno vive y el otro escribe, uno es oscuro y el otro níveo, uno bebe y el otro fuma, sólo con algo en común: un escritorio, en él se plasma todo, el denigrante trabajo de los dos, se dice por ahí que los lisiados de la vida son los poetas y los filósofos.

Embriagado con perfumes de varios mundos, me hacían brotar en mí una sensibilidad y una percepción refinada, con diversos síntomas y delirios que nos ofrece la gran ciudad; con hachís los sentidos adquieren una agudeza extraordinaria y una espiritualidad ágil, vino, porque el vino hace al ocioso enfermo y al bueno excelente,
ya que la impersonalidad es el exaltado desarrollo del espíritu poético, en cuestión literaria quiero enorgullecerme un poco de mis versos en éstas frías y solas noches de otoño, repaso mis libretas y en renglones mal escritos recuerdo quiénes me han querido, quiénes me han cantado, quién me ha fortalecido y a las almas que vendrán.

Quiero inundarme con burbujas de tinieblas, entregarme a un tibio baño de oscuridad, bajo espuma diabólica, aumentare mi comprensión y mi soledad, tengo algo parecido a la voluntad que brota de la perversidad y la creatividad, estoy descontento de todos y de mí, levantaré más el muro que me divide con el mundo.